Efectos, daño de fumar, esnifar, comer, inyectar cocaína, cómo se vuelve adictiva

La cocaína fue aislada de las hojas de coca por científicos. No fue solo un proceso químico; también se despojaron sus atributos culturales. Ahora es una mercancía empaquetada que cualquiera puede comprar, no fármacos que los médicos dispensan a pacientes, ni sustancia para rituales especiales.

¿Cómo causa adicción la cocaína?

Cuando realizamos actividades beneficiosas para la supervivencia y reproducción, el sistema de recompensa cerebral libera dopamina para unirse a sus receptores, generando placer y motivando la repetición del comportamiento. Posteriormente, la dopamina se desprende espontáneamente de los receptores y es reciclada por proteínas transportadoras para su próximo uso. Sin embargo, la cocaína se une firmemente a las proteínas transportadoras para bloquear el mecanismo de reciclaje. Estas dopaminas se acumulan en las uniones de las células nerviosas, y se unen y desprenden de los receptores para generar continuos impulsos eléctricos de euforia, excitación y resistencia al hambre. Las personas sienten sus músculos e intelecto más vigorosos. Esta sensación maravillosa es fugaz: dura solo de minutos a una hora (según dosis y método de consumo), pues la cocaína se metaboliza gradualmente. Después, los usuarios pueden experimentar síntomas de abstinencia como fatiga, ansiedad, depresión. El apetito puede no recuperarse por horas. Los adictos buscarán consumirla nuevamente. Este comportamiento se vuelve habitual y dependiente, causando adicción en semanas.

Altos niveles de dopamina e impulsos neurales persistentes son interpretados como señales anormales por las células: exceso de dopamina. Realizan diversos ajustes para mantener homeostasis. La síntesis de dopamina y la expresión de receptores experimentan regulación a la baja. Simultáneamente, la señalización descendente y las conexiones neuronales en el sistema de recompensa cambian. Como resultado, los adictos necesitan más cocaína para sentir igual euforia.

Efectos de esnifar, ingerir e inyectar cocaína

La cocaína de principios del siglo XX era una sal hidrosoluble ácida producida por farmacéuticas. Con alto punto de fusión, era difícil de volatilizar fumándola. La inyección seguía siendo técnica novedosa entonces, así que la ingestión oral era mejor opción para adictos. Toda sustancia que entra al torrente sanguíneo por digestión no llega inmediatamente al cerebro. Primero es filtrada en el hígado para desintoxicación, mecanismo protector corporal. La mayoría se metaboliza en sustancias inactivas, y solo pequeña cantidad alcanza el cerebro. La cocaína oral tarda más en llegar al cerebro tras ruta larga y sinuosa. Menos euforia y excitación aparecen en 30 minutos y desaparecen en una hora. Por eso, la administración oral es poco adictiva y relativamente fácil de abandonar.

Esnifar, fumar e inyectar evitan el hígado y afectan directamente el sistema nervioso central, por lo que incluso pequeñas dosis producen intensa euforia. Al esnifar, la cocaína se adhiere a mucosas nasales y entra a capilares. Retorna al corazón por venas y es transportada al cerebro por arterias. La sensación placentera comienza tras 10 minutos si se esnifa.

Para fines del siglo XX, las farmacéuticas habían dejado de producir cocaína por su ilegalidad y mejores alternativas. La cocaína se extraía en laboratorios clandestinos de cárteles en junglas. Era base libre alcalina hidrofóbica sin carga. Sus moléculas se acumulaban por fuerzas de Van der Waals, no electrostáticas. Por tanto, era muy volátil y emitía crujidos al calentarse, llamándose "crack". Sus características lo hacen ideal para fumar. Penetra al sistema circulatorio por capilares alveolares, luego bombeado directamente desde corazón al cerebro. La base libre atraviesa membranas celulares más rápido, induciendo excitación en minutos.

La inyección es método completamente diferente, pero tiempo y efectos son similares. El intervalo entre inyectar y sentir placer es de pocos minutos, durando unos 10 minutos. La cocaína entra directamente al sistema circulatorio por venas y es bombeada al cerebro. La inyección intravenosa fácilmente causa sobredosis y muerte, pues la concentración sanguínea es extremadamente alta momentáneamente.

Preguntas frecuentes

¿Cuáles son los peligros de la cocaína?

La cocaína contrae vasos sanguíneos y daña tejidos u órganos por falta de oxígeno. Daños comunes incluyen cardiopatías y epilepsia. Si un adicto esnifa por años, la insuficiencia sanguínea causa desaparición del puente nasal. Una nariz colapsada desfigura su apariencia y destruye su vida social. Es poderoso estimulante que mantiene despiertos y en estado de energía infinita. Los adictos suelen dejar de comer/beber hasta agotarse. Además, la excitación prolongada del SNC predispone a trastornos mentales: ansiedad, depresión, paranoia, esquizofrenia. Estos problemas psicológicos suelen acompañarse de conductas violentas y actividades criminales. Algunos reportan sentir insectos diminutos bajo la piel tras sobredosis. Se rascan desesperadamente para ahuyentar insectos inexistentes.

Cuerpos y mentes de adictos son destruidos por la cocaína. Básicamente no pueden trabajar ni ganarse la vida. Muchos recurren al crimen para obtener drogas: robos, tráfico. Mujeres adictas pueden ejercer prostitución. Esto exacerba la propagación de ETS y SIDA. La ruptura familiar, desempleo creciente, cargas económicas y deterioro comunitario son impactos negativos del consumo descontrolado.

En términos de euforia, el alcohol es excelente compañero de la cocaína. Impide que sea metabolizada en sustancias inactivas por el hígado. Etanol y cocaína forman sustancia más potente llamada cocaetileno en el hígado. Esta combinación multiplica por diez la probabilidad de cardiopatías. Muchos fallecidos por cocaína tenían etanol en sus cuerpos.